Elecciones presidenciales en Panamá: los cinco factores que marcarán la contienda

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El próximo 4 de marzo inicia, por dos meses, la campaña presidencial en Panamá. Nuevas reglas electorales, cambios demográficos, candidaturas independientes y el creciente descontento popular por la política partidista marcarán esta contienda electoral. Estas son las principales cuestiones a las que se deberá prestar atención durante este periodo.

La influencia de la juventud

En los últimos años, Panamá ha experimentado transformaciones profundas en lo empresarial, lo social y lo cultural impulsadas directamente por los jóvenes.

En los diferentes estratos, una nueva generación de emprendedores está causando creciente disrupción en negocios tradicionales. Esos mismos jóvenes son también los portavoces de cuestionamientos a concepciones sociales que hace pocos años dábamos por sentadas (derechos humanos, medio ambiente, LGBTI, corrupción, etc.); y son ellos igualmente los protagonistas de nuevas formas de expresión cultural que se abren paso con fuerza.

Se trata de una revolución que se entiende mejor cuando sabemos que, de acuerdo con la Contraloría General de la República, el 52 % de la población total panameña (2,8 millones) nació después de 1989. Y si echamos un vistazo a las cifras del Tribunal Electoral, casi el 30 % de las personas habilitadas para votar en las próximas elecciones tienen entre 18 y 30 años.

Este escenario tendrá un impacto profundo en las elecciones presidenciales de mayo, no solo por el hecho de que estas personas son jóvenes, sino también por el tipo de ciudadanos que son: marcan tendencias; son educados mediáticamente; rechazan el concepto de ventas, y tienen una grandísima capacidad para redefinir las narrativas formales.

A ello es preciso añadir que, a ese votante joven, los argumentos tradicionales de las campañas presidenciales (líderes y gestas del pasado) generarán mucha menos tracción. Los partidos tendrán que hacer un esfuerzo importante en incorporar, comprender y reflejar en sus propuestas y equipos -de forma genuina- las ambiciones y las preocupaciones de los jóvenes panameños.

Movimiento anti reelección

En un reciente estudio de LLORENTE & CUECA en Panamá sobre las conversaciones en redes sociales, el hashtag #NoalaRelección marcó ampliamente por encima de cualquier otra conversación política, incluyendo los mensajes de los candidatos presidenciales y los partidos políticos.

Esta vertiente de opinión, impulsada por agrupaciones y personas que no se sienten representadas por los partidos políticos es, sin lugar a dudas, el elemento más innovador de la discusión política panameña en los últimos años.

Por un lado, No a la reelección visibilizó de forma frontal, por primera vez, el descontento de un sector de la ciudadanía hacia los diputados de la República. El descontento solía enfocarse en la figura del presidente o los candidatos a la presidencia de la República. Pero luego de años de escándalos de corrupción, falta de transparencia y prácticas cuestionables en forma de politics as usual por parte de los diputados, el foco de atención ha crecido y girado hacia ellos y consecuentemente hacia los candidatos presidenciales de su partido.

Este escenario planteará un serio reto en la credibilidad del mensaje de los candidatos de partidos políticos hacia esa parte del electorado. Para ganarse la confianza de los descontentos y los desafectos con el sistema político actual, tendrán que ser capaces de demostrar con hechos que no pasarán a formar parte del problema.

El factor independientes

Aunque en el 2014 ya se permitió la postulación presidencial independiente, es ahora cuando la figura se posicionó en la mente del electorado panameño como una opción. Ello toma mayor interés ya que, de acuerdo con el Tribunal Electoral (TE), de los 2,7 millones de panameños habilitados para votar, 1,4 millones son independientes, es decir, no están afiliados a partido alguno. Esta es la sección del electorado que tradicionalmente inclina la balanza en Panamá hacia el candidato de un partido u otro.

Esto inaugura algunos de los grandes interrogantes y asuntos que dar seguimiento durante la campaña: ¿Qué impacto tendrán los candidatos independientes sobre la distribución del voto? ¿Podrán capitalizar el descontento de parte de la ciudadanía con los partidos políticos?

Las nuevas reglas

En el 2017 se aprobaron una serie de normas electorales cuyo impacto veremos por primera vez en las próximas elecciones. Una de ellas es la limitación del financiamiento privado para candidatos presidenciales a un total de $10 millones. Otra porción del financiamiento vendrá por parte del Estado. Esto claramente tendrá un impacto en el volumen de comunicación y movilización de las distintas propuestas.

Por otro lado, 48 horas antes de las votaciones queda prohibida la publicación de encuestas electorales  Además, la propaganda electoral queda restringida a dos meses.

Con menos tiempo de campaña, en principio estas nuevas reglas beneficiarán a aquellos candidatos que más reconocimiento de marca tengan entre el electorado.

Fake news y posverdad

Dado el nivel de madurez de las herramientas y los niveles de adopción por los usuarios, esta será la primera elección panameña en donde las redes sociales y los programas de mensajería móvil tendrán un impacto completo en la mecánica de la campaña presidencial.

De hecho, los datos y la infraestructura de comunicaciones del país invitan a pensar en un impacto muy relevante: la penetración de Internet supera el 70 %, con 2,9 millones de usuarios regulares. Por otro lado, actualmente se registran activas más de 7 millones de líneas celulares (casi dos por habitante), desde las cuales se conectan a Internet 2,5 millones de usuarios móviles.

Como vemos, están dadas todas las condiciones para que las tecnologías de la información y de la comunicación facturen importantes efectos en la campaña presidencial. ¿Quién ganará? ¿Quién perderá la batalla virtual?

Autores

Manuel Domínguez

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