Cuba – EE. UU.: Un deshielo irreversible que todavía debe encontrar su ritmo

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El deshielo de las relaciones entre EE.UU. y Cuba ha generado renovadas expectativas sobre la apertura del mercado cubano a nuevas inversiones y oportunidades de negocio para las empresas y los emprendedores. Cuba es un país que genera interés y pasiones encontradas, atrayendo una especial atención tanto del mundo político, económico como social y generando expectativas de apertura y desarrollo siempre frustradas hasta ahora. Pero algo ha cambiado y parece que para siempre, tras décadas de impasse, los históricos encuentros entre Raúl Castro y Barak Obama en el marco de la Asamblea de las Naciones Unidas en Nueva York del año 2015, el viaje del Presidente Barak Obama a la isla, y las medidas emprendidas por éste para facilitar las relaciones con Cuba, han sentado las bases para un nueva era de las relaciones de la isla con el resto del mundo.

Se han generado unas expectativas muy positivas en torno a las posibilidades de apertura comercial y económica, en el que las empresas pueden jugar un papel protagonista en la contribución al desarrollo económico y social del país. Cuba es un mercado prácticamente virgen en el que emergen interesantes oportunidades de negocio para aquellas empresas que sepan identificar y proponer negocios e inversiones que sean provechosas para las dos partes. Las autoridades cubanas han mostrado interés por abrir la puerta a empresas e inversores que quieran hacer de Cuba una nueva plataforma de negocios, pero de una forma ordenada y coherente con la realidad cubana.

Sin embargo, Cuba y su entorno de negocios no se parece en nada a ningún otro país del mundo. Como en tantas otras cosas, Cuba tiene su singularidad y modus operandi que hay que conocer y respetar. Nuestras empresas tienen una oportunidad de posicionarse en un mercado de enorme potencial de futuro, pero hace falta invertir en conocimiento de la realidad del país, con especial atención a la forma en que se generan y gestionan las oportunidades de negocio para transitar con éxito por la particular realidad económica e institucional del país, ya que la economía cubana está fuertemente regulada.

La mirada hacia la Cuba de hoy, debe ser amplia, global y estratégica. La isla es algo más que una estación de destino, y puede convertirse en pocos años en una extraordinaria plataforma regional para los negocios, aprovechando no solo su posición geoestratégica, sino el mejor activo de la isla, su capital humano, muy preparado y competitivo en costes.

Tenemos la oportunidad de construir una relación sólida y duradera con las autoridades cubanas que permita modernizar su economía y generar un círculo virtuoso de crecimiento y prosperidad tanto para el pueblo cubano como para las empresas que apuesten por el país.

Joan Navarro, Socio y Vicepresidente de Asuntos Públicos en LLORENTE & CUENCA

Pau Solanilla, Director General para Cuba en LLORENTE & CUENCA

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